Cuando interrumpimos el flujo de condicionamientos heredados, impreso en nuestra conciencia durante varios años, hacemos una «pausa en el tiempo«. Eso equivale a una suspensión en la forma de relacionarnos con la linealidad de nuestra vida automática. Cuando todo es previsible y lineal, no hay ninguna forma de ver lo Real, pues hay un velo delante de nuestros ojos. Vivir de forma lineal es vivir con los ojos tapados. La pausa en el tiempo nos desvincula de nuestros condicionamientos y nos abre a otra realidad. Al cortar nuestras relaciones lineales, nos da la sensación que perdemos la existencia a la que estamos apegados y sujetos. No deseamos salir de nuestro mundo lineal porque no creemos que haya otro: creemos que en otro mundo, en otro tipo de experiencia, perderíamos la identidad; por eso la «Pausa en el Tiempo» tiene que ver con suspender los juicios, las ideas preconcebidas, los conceptos de cierto y erróneo, todo lo que mantiene nuestro mundo lineal. Es una manera de «parar el mundo»…el mundo se para cuando nuestro dialogo interno para. Cuando cesa el dialogo interno, y por consiguiente para el mundo, el resultado es la suspensión del tiempo; un tiempo que solo existía con nuestros pensamientos habituales condicionados. La pausa en el tiempo significa que la interrupción de la linealidad del tiempo que nos condiciona y nos ahoga abre la puerta de la Presencia.