Autoconocimiento y crecimiento Personal

En el Autoconocimiento y crecimiento personal podríamos englobar problemas fijados en nuestra persona como pueden ser los denominados “tipos de personalidad desadaptativa”. Por otra parte, entrarían aquí también esas dificultades que podamos tener en la actualidad: Moobing (o persecución en el trabajo), la falta de habilidades sociales, la baja autoestima, poca asertividad….

La personalidad la definiríamos como el conjunto de hábitos (de atención, percepción, emoción y conducta) con los cuales nos organizamos el día a día. A veces, se puede dar que nos identifiquemos demasiado con este conjunto de hábitos mentales y caigamos en automatismos que nos bloquean, los cuales no nos dejan evolucionar. Esta forma de funcionar, relacionarnos, percibir y afrontar la realidad puede comportar un sufrimiento excesivo para nosotros, estando en la base de muchos de nuestros problemas. El crecimiento personal, en este sentido, está orientado a aumentar el grado de conciencia en uno mismo, reduciendo aquellos automatismos del carácter para ganar libertad de ser.

Nuestro trabajo estará orientado por tanto a la evolución de la persona, en su devenir como tal; focalizándonos en su presente para generar la comprensión de quién es y de qué necesita, buscando recursos de afrontamiento así como una base de autoestima sólida. Se trata de que la persona tenga un lugar donde expresarse; de que, si es conveniente, aprenda a poner límites (a sí mismo, a los otros); de que conozca estrategias de comunicación más asertivas si la problemática así lo requiere; de que, en definitiva, pueda encontrar un espacio donde la reflexión se haga posible, donde se puedan plantear los propios objetivos, tanto concretos como vitales o existenciales.

Independientemente de los síntomas que todos podamos tener en un momento dado, el autoconocimiento sería el objetivo nuclear de la psicoterapia. El aforismo «conocerte a ti mismo» ya estaba inscrito en el templo de Apolo en Delfos. Todas aquellas partes negadas nuestras y proyectadas muchas veces en los otros, toda nuestra sombra (que el psicólogo C. Jung incorporó como objetivo terapéutico por cuanto es aquello que no vemos y que está dictando nuestra manera de funcionar) que queda relegada al inconsciente e ignorada pasan aquí en primer plano.

Cómo nos vayamos viendo a nosotros mismos, cómo vemos a los otros y cómo nos ven ellos. Qué pasiones nos mueven y a qué nivel lo hacen (más consciente o no tanto), qué ideas fijas tenemos, qué rasgos de carácter nos esclavizan sin nosotros ser demasiado conscientes. Cómo se encuentra nuestra virtud ante esto. Toda esta madeja es lo que miraremos de desenredar haciendo más claro nuestro ser a medida que se desarrolle el proceso terapéutico.

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SANTI PERICH, PSICÓLOGO EN SABADELL

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Todos los aspectos vivenciales, las crisis, muchas veces también los síntomas mismos, se revelan como oportunidades de conocernos, de crecimiento.

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