Ansiedad

En la ansiedad desadaptativa se produce una preocupación excesiva, difícil de controlar y que suele provocar inquietud, fatiga, dificultad de concentración, irritabilidad, tensión muscular, alteraciones del sueño y otros síntomas fisiológicos, psicológicos y sociales. Hace falta decir, sin embargo, que la ansiedad no es siempre desadaptativa o sinónimo de trastorno o patología, sino que en principio es una respuesta de activación con respecto al medio necesaria. Lo que sucede es que si ésta respuesta no esta en consonancia con las circunstancias o no contribuye a mejorar el bienestar de la persona, entonces es cuando empieza a ser problemática.

La terapia en estos casos se centra en que la persona obtenga aquellos recursos (cognitivos, sociales, de conductas, de manera de percibir las cosas) necesarios para reconocer el problema que tiene entre las manos. Que mediante la expresión de sus emociones pueda encontrar nuevas maneras de aproximarse a lo que le está preocupando, pueda obtener nuevas estrategias para afrontar su momento vital.

Podemos distinguir diferentes modalidades dentro del concepto genérico de ansiedad:

Ataques de pánico: Es la aparición temporal y aislada de miedo o malestar intenso, acompañado normalmente de sudoración, palpitaciones, temblores, sensación de ahogo…, que se inician bruscamente y llegan a su máxima expresión a los 10 minutos.

Fobias: Es un miedo acusado y persistente, excesivo e irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos como animales, precipicios, inyecciones (…) y que provoca una respuesta inmediata de ansiedad.

Agorafobia: Aparición de ansiedad al encontrarse en lugares abiertos, o en situaciones donde escapar puede resultar difícil. Los miedos suelen estar relacionados con situaciones concretas que se evitan, como estar solo fuera de casa, mezclarse con gente o hacer cola, pasar por un puente o viajar en autobús, tren o coche…

Fobia social: Es miedo a las situaciones sociales o actuaciones en público, a actuar de manera humillante o vergonzosa, o a mostrar síntomas de ansiedad.

Obsesiones: Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes, que la persona sabe que son fruto de su mente e intenta ignorar o suprimir sin conseguirlo. Las compulsiones son los comportamientos repetitivos que la persona se ve obligada a efectuar como respuesta a su obsesión.

Trastorno por estrés post-traumático: Cuando la persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático (que ha experimentado, presenciado o le han contado) y su respuesta ha sido de terror, de desesperanza o de un horror intenso, puede llegar a desarrollar este trastorno desadaptativo que se caracteriza por una falta de reactividad emocional, reducción de la percepción y de conocimiento del medio, estar aturdido….

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SANTI PERICH, PSICÓLOGO EN SABADELL

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Todos los aspectos vivenciales, las crisis, muchas veces también los síntomas mismos, se revelan como oportunidades de conocernos, de crecimiento.