Encuentro interesante reflexionar y quedarse un tiempo con las sensaciones (sentidas) que nos suscitan las siguientes diez características que cierto texto Zen refiere a propósito de la naturaleza de la «conciencia» y que la asemeja al espacio abierto:
–No obstruida, es decir, que no se halla limitada ni confinada por los pensamientos o sentimientos que emergen de ella;
–Omnipresente, en el sentido de que siempre se halla inmediatamente disponible expandiéndose en todas direcciones;
–Ecuánime, es decir, que permite que todo sea tal cual es;
–Inmensa, por cuanto se extiende infinitamente más allá de todas las limitaciones de la mente;
-Sin forma o, lo que es lo mismo, que no puede verse contenida por ningún esquema conceptual;
–Pura, es decir, que no se ve contaminada por nada que emerja de su interior;
–Estable, es decir, que nunca nace y que nunca muere, sino que es el fundamento omnipresente de toda experiencia pasajera;
–Más allá de la existencia, ya que no puede situarse en ninguna forma definida;
–Más allá de la no-existencia, puesto que no es simplemente nada sino, muy al contrario, una presencia clara y luminosa;
–Inasible, porque no hay forma alguna de fijarla ni de aprehenderla.